Comentario
A lo largo del siglo XVII se produce un importante aumento del paisajismo en la pintura holandesa, pasando a ocupar esta temática de un 20 a un 35 por ciento del total entre 1610 y 1679. Los compradores de estas obras son miembros de la burguesía y, en menor medida, nobles o miembros de la administración local. El aumento de la demanda de paisajes motivó una gran competencia y una fuerte especialización entre los artistas.
Dos son las obras de Vermeer que podemos considerar paisajes de Delft: La callejuela (1661) y la Vista de Delft (1661). En ambas encontramos vinculaciones con las pinturas de Pieter de Hooch, pero también profundas diferencias. La Vista de Delft, una obra singular en el seno del paisajismo holandés, nos presenta una vista de la ciudad desde una posición distante, con algunas pequeñas figuras en primer plano, realizada con un naturalismo radical y una pasmosa fidelidad óptica, casi fotográfica, lo que ha hecho pensar a algunos especialistas en el uso de la cámara oscura. El resultado es una pintura única en su género.